Cómo leer más rápido y recordar más
Leer más rápido y recordar más son habilidades que pueden desarrollarse con la práctica.
Tanto si eres un estudiante que quiere mejorar sus hábitos de estudio como si eres un trabajador del conocimiento que intenta mantenerse al día de los contenidos más recientes, estos consejos pueden ayudarte a acelerar la lectura y mejorar la capacidad de memorización.
Previsualizar el material
Antes de empezar a leer, tómese un momento para ver el material. Fíjese en los títulos, subtítulos e ilustraciones. Esto le dará una idea del material y de lo que puede esperar.
Si estás leyendo un capítulo de un libro de texto, dedica un momento a leer los títulos y subtítulos para hacerte una idea de los temas que se van a tratar. O, antes de leer un artículo en Internet, echa un vistazo a la imagen principal y a los pies de foto que la acompañan para hacerte una idea del contenido.
Céntrate en tu propósito
Determina por qué estás leyendo el material y qué esperas obtener de él. Esto te ayudará a mantener la concentración y evitar desviarte con información irrelevante.
Si estás buscando algo, céntrate en ello; te será más fácil encontrarlo. Por ejemplo, si quieres encontrar estadísticas sobre algo, busca automáticamente números o caracteres especiales como "&", "+", etc.
Utilizar un temporizador
Ponte un cronómetro e intenta leer todo lo que puedas en ese tiempo. Te sorprenderá lo mucho que puedes leer en pocos minutos si estás concentrado.
Por ejemplo, programa un temporizador para 10 minutos y comprueba cuánto puedes leer de un capítulo en ese tiempo, o date 5 minutos para leer un artículo y tomar notas de los puntos principales. Puedes programar esto utilizando la función de bloqueo de tiempo de Rutina.
Practicar la lectura activa
La lectura activa significa comprometerse con el material mientras se lee. Subraye la información importante, tome notas y hágase preguntas sobre lo que está leyendo. Esto te ayudará a retener la información y a recordarla más tarde.
Hazte preguntas sobre lo que estás leyendo, como "¿Cuál es la idea principal de este párrafo?" o "¿Qué relación tiene esta información con lo que ya sé?".
Aprender a hojear
Si tienes poco tiempo, hojea el material en lugar de leerlo palabra por palabra. Céntrate en los títulos, subtítulos y viñetas. Así te harás una idea general del material sin perderte en los detalles.
Por ejemplo, si estás leyendo un correo electrónico largo, céntrate en los puntos críticos del primer y el último párrafo para captar lo esencial del mensaje.
Haz pausas estratégicas
Tomarse descansos de vez en cuando puede ayudar a prevenir la fatiga visual y a refrescar la mente. Aléjate del material y dedícate a otra cosa durante unos minutos. Cuando vuelvas, podrás concentrarte mejor y retener lo que lees.
Por ejemplo, tómate un descanso de 5 minutos después de leer durante 30 minutos para descansar los ojos y estirar las piernas, o si te cuesta entender un pasaje complejo, haz una breve pausa y vuelve a él con una perspectiva nueva.
Utilizar mnemotecnia
Los mnemotécnicos son ayudas para la memoria que pueden ayudarte a recordar información. Por ejemplo, si estás intentando recordar una lista de elementos, intenta inventar una frase o un acrónimo que incorpore la primera letra de cada elemento.
Utiliza herramientas como las abreviaturas para recordar información. Por ejemplo, para recordar el orden de las operaciones matemáticas (paréntesis, exponentes, multiplicación y división, suma y resta), utiliza las siglas PEMDAS.
Repaso (repetición espaciada)
Por último, repasa el material después de leerlo. Repasa tus notas, relee las secciones más importantes y comprueba cuánto has retenido.
Por ejemplo, si estás aprendiendo un idioma nuevo, repasa periódicamente las palabras del vocabulario para que se te queden grabadas en la memoria. O después de terminar un capítulo de un libro de texto, repasa tus apuntes y ponte a prueba con los conceptos principales.
Conclusión
No existe un método único para leer más rápido y recordar más, pero estos consejos pueden ayudarte a empezar. Con la práctica, encontrarás lo que mejor te funciona y serás capaz de leer y recordar información de forma más eficaz.
Según un estudio de Princeton Review, el lector medio puede leer unas 200-300 palabras por minuto. Aumentar esta velocidad a 400-500 palabras por minuto o más es posible con la práctica. Además, los investigadores han descubierto que la lectura activa y el repaso pueden aumentar el recuerdo hasta en un 20%.
Si incorporas estos consejos a tu rutina de lectura, te convertirás rápidamente en un lector más rápido y eficaz.
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