Una semana laboral de 80 horas es la norma para muchos ejecutivos de alto nivel y empresarios, pero ¿conduce a una mayor productividad?

La respuesta es compleja.

Aunque trabajar más horas equivaldría a trabajar más, los estudios han demostrado que trabajar más horas puede provocar agotamiento, disminución de la motivación y descenso de la productividad general.

Meseta a las 50 horas

Una investigación realizada por la Universidad de Stanford descubrió que, a partir de un determinado número de horas, la productividad se estanca, y que un horario de trabajo más largo puede provocar una disminución de la productividad.

Según su estudio, una semana laboral de 50 horas es el punto óptimo para alcanzar la máxima productividad; a partir de ahí, cada hora adicional disminuye la productividad.

Historia de éxito de Basecamp

Un ejemplo de empresa que ha adoptado una semana laboral más corta es la compañía tecnológica Basecamp. Han implantado una semana laboral de 4 días y han observado un aumento de la productividad y la satisfacción de los empleados.

El CEO de Basecamp , Jason Fried, afirmó que la semana laboral más corta ha permitido a los empleados centrarse mejor y priorizar su trabajo, lo que ha dado lugar a un aumento de la productividad.

Jornada laboral de 6 horas en Shiga Kogyo

Otro ejemplo es la empresa japonesa Shiga Kogyo, que implantó una jornada laboral de seis horas y experimentó un aumento de la productividad del 40%.

La empresa lo atribuye a una mejor moral, menos agotamiento y mejores relaciones con los empleados.

Calidad > Cantidad

Sin embargo, no se trata sólo del número de horas trabajadas, sino también de la calidad de esas horas.

Un estudio de la Harvard Business Review descubrió que los empleados que trabajan muchas horas suelen ser menos productivos porque a menudo se distraen con correos electrónicos, llamadas telefónicas y otras distracciones.

Conclusión

Aunque una semana laboral de 80 horas puede parecer la clave para aumentar la productividad, la realidad es que una jornada laboral más larga puede conducir a una disminución de la productividad y al agotamiento (hemos escrito una entrada en el blog sobre cómo identificar y afrontar el agotamiento).

En su lugar, las empresas deben centrarse en la calidad de las horas de trabajo de sus empleados y encontrar el punto óptimo para obtener la máxima productividad.

Las empresas pueden mejorar la productividad y la satisfacción de sus empleados acortando las semanas laborales o priorizando el trabajo.